Brexit, independencia y globalización

Jul 21, 2016
3:46 PM

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El voto a favor del Brexit no tiene nada que ver con las aspiraciones independentistas de Puerto Rico. Trazar algún retazo de semejanza entre ambos movimientos es un desacierto garrafal y hay dos razones contundentes para silenciar esas voces alarmistas. La primera se cae de la mata: la fuerza motriz de UKIP, el histórico y principal proponente del referéndum, radica en el nacionalismo xenófobo propio de los imperios. Fue este germen nacionalista que trajo las dos guerras mundiales del siglo pasado. La segunda es la prepotencia aislacionista de los estratos más conservadores -dígase de extrema derecha- y menos educados de la sociedad británica. Para muestra un botón: que el presunto candidato presidencial por el Partido Republicano, Donald Trump, proponente de murallas fronterizas, celebrara por todo lo alto el triunfo del Brexit debe ser suficiente para partir las aguas entre los “independentistas” de UKIP y la más que centenaria lucha patriótica puertorriqueña.

El Brexit se ha configurado como un falso reclamo de soberanía ya que el Reino Unido ostenta las características propias de un actor internacional soberano. Fue esa soberanía, de hecho, lo que les permitió a los británicos autoconvocarse y celebrar el referéndum del pasado 23 de junio. Lo que precipitó el voto anti europeo fueron las nociones apocalípticas de la influencia de Bruselas y los miedos étnicos sembrados por políticos populistas y férreamente nacionalistas que le temen al camino de integración y libre movimiento de personas que representa la Unión Europea (UE).

Por otro lado, la histórica lucha del independentismo boricua ha sido hacia la integración regional, solidaridad y globalización partiendo de la soberanía nacional. La camisa de fuerza del coloniaje, que a su vez ha hecho apetitoso el espejismo de la estadidad federada del “melting pot” y de “una nación, indivisible” (muy diferente al arreglo supranacional de la UE y, por supuesto, mucho más distante de la disparatada “estadidad jíbara”), le ha arrebatado a Puerto Rico la oportunidad de participar y disfrutar de los beneficios inherentes del libre comercio internacional, del desarrollo pleno del capital isleño y de construir una vida nacional y cultural bajo las mismas condiciones que disfruta el resto de la comunidad global. El apoyo inquebrantable del independentismo, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos, a las luchas sindicales, a favor de los inmigrantes, derechos humanos y la solidaridad entre los pueblos dista mucho de las respectivas agendas de Trump y Nigel Farage. El hecho de que los ataques contra los inmigrantes hayan aumentado en el Reino Unido en los días posteriores al resultado del referéndum habla por sí solo y denota el grado de intolerancia que fomentan estos dirigentes de derecha.

La condición isleña de Puerto Rico favorece una independencia globalizada y abierta a la inmigración, motor del progreso y la creatividad. Los independentistas siempre han enfatizado estos aspectos. No se puede mantener intacto el muro del coloniaje que nos aísla del resto del mundo, como pretenden los partidarios de la “unión permanente” al poder imperial que ha sido el gestor intelectual del descalabro económico de la Isla y que, como tiro de gracia, acaba de aprobar PROMESA, ley que efectivamente extingue las últimas ilusiones de autogobierno del ELA.

Las exigencias y agravios de los “independentistas” de UKIP y los partidarios anti UE no tienen punto de comparación con las del independentismo puertorriqueño, que heroicamente ha denunciado lo que hoy todos aceptan: que el ELA fue un lavado de cara al crimen del coloniaje perpetrado por los Estados Unidos de América contra la nación puertorriqueña. Mientras los partidarios del Brexit ahora enarbolan la bandera del odio y la división, los independentistas boricuas continúan solidarios y combativos, manteniendo siempre en alto la bandera de la esperanza, y orgullosos reconociendo que se acerca, a pasos agigantados, la libertad.

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Luis Ponce Ruiz nació Santurce en 1983. Obtuvo una licenciatura en política internacional por la Walsh School of Foreign Service de la Universidad de Georgetown y Juris Doctor por la Universidad de Puerto Rico. Él es el fundador de la página Boricuas en Lima.