Desde Honduras: Carta abierta al digno pueblo de los Estados Unidos

Dec 19, 2017
3:34 PM

(Photo via Grassroots Global Justice Alliance)

El gobierno de los Estados Unidos puede pregonar por los cuatro vientos su desarrollo, su éxito económico, ser tierra de oportunidades y vivir niveles de democracia de altura. Pero el gobierno debe saber que ese no es su mayor éxito, este me parece a mi, radica en su pueblo, en la gente que hace sus sociedades, en ustedes hermanos y hermanas mías, que como nosotros —en esta Honduras— nos hacemos pueblo desde el trabajo, la responsabilidad y la dignidad humana por encima de todo. A ustedes amigos y amigas dignos, hombres y mujeres luchadores me dirijo con especial atención en esta carta. Lo hago por que ustedes, estoy seguro yo, tienen que saber la verdad de lo que nos pasa en Honduras y cuanta implicancia tienen en esta realidad las personas que ustedes han elegido para que les representen políticamente y les administren sus impuestos.

En Honduras hemos aprendido a ser un pueblo agradecido y por eso, desde esta Honduras, quiero agradecer siempre su solidaridad, esos aportes que desde sus impuestos pagados vienen a mi país para invertirse en educación, en salud, en techos y pisos y en vías para ir al desarrollo. Sin embargo hay otra realidad detrás de esa bonita colaboración antes mencionada en la que también quiero, si ustedes me lo permiten, pedirles un favor para que otras acciones no tan humanas que se hacen en Honduras con el dinero que ustedes, honesta, honrada y puntualmente pagan al fisco de su país no se sigan dando.

Quisiera pedirles su colaboración para que —desde su condición de soberano y puntuales aportantes al fisco nacional— nos ayuden a demandar el alto al apoyo militar que su gobierno hace a mi país. Ese apoyo militar—que en Honduras supone violaciones a Derechos Humanos, el boicot a medios de comunicación, uso excesivo de la fuerza, tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes, detenciones y allanamientos ilegales a más de 800 connacionales y la triste suma de 22 asesinatos en nombre de la democracia que su embajada en Honduras avala – acá se usa para reprimir al pueblo que se niega a aceptar la política corrupta, vernácula e inhumana que se promueve desde el gobierno de Juan Orlando Hernández y las Fuerzas Armadas que con las donaciones que vienen de sus impuestos se pagan el entrenamiento. Son las armas que su gobierno comercia con el de mi país – sépanlo ustedes los que con tan buenas intenciones aportan al fisco – las que se disparan contra mi pueblo, este pueblo cuyo único deseo, como ustedes lo tienen, es vivir en paz y con dignidad.

Créanmelo, hermanas y hermanos míos, lo que mi pueblo hoy les pide es que le permitan buscar su propia libertad, autonomía, independencia. Y eso ustedes nos pueden ayudar a conseguirlo si hablan con su gobierno —es decir sus empleados— para que dejen de meterse en nuestros asuntos. Háganles saber que su dinero es lo menos importante para nosotros y nosotras, es más no lo necesitamos. Vivimos en un país con los suficientes recursos —humanos y materiales— como para poder convertirnos en la estado de derecho y bienestar social que cualquier otra nación envidiaría. Sin embargo sus —el gobierno de los Estados Unidos— se empeñan en imponernos formas de vida que no son las nuestras, métodos de gobierno que no son los nuestros y formas de solución de conflictos que no queremos sean los nuestros.

Alcen por nosotros su voz ahí en su digna soberanía territorial, exijan a sus administradores públicos dedicarse a atenderles a ustedes —como ustedes se lo merecen— y que nos dejen a nosotros y nosotras, en esta nuestra hondura que sabremos salir de ella y pondremos como un cóndor a nuestra patria Honduras a surcar los más altos cielos de la dignidad humana.

Díganle a su presidente y a todos los representantes suyos, incluida la encargada de asuntos comerciales de su embajada en Honduras —la señora Heide B. Fulton— cuyo papel de legitimadora y cómplice del actual régimen dictatorial que nos sangra en Honduras quedó evidenciado al avalar de forma descarada el fraude, que no los necesitamos, jamás los hemos necesitado y que si algo realmente queremos es que nos dejen de una vez y para siempre, ser libres, soberanos e independientes como reza nuestro escudo nacional.

Somos y seremos siempre responsables de lo que hace nuestro gobierno en la medida que lo dejemos hacer sin cuestionar lo que hace. Y yo sé, por que lo he visto de cerca, lo interesados que son ustedes como pueblo de saber que hace su gobierno fuera de sus fronteras. Pues se los digo, es cómplice de todo lo antes descrito y, de paso, saca partido aprovechando las brechas comerciales que la violencia entre hermanos genera en nuestro territorio. Una palabra de ustedes, como pueblo que ama la paz y condena la injerencia de la política internacional de su gobierno, a sus administradores y servidores públicos podría poner fin a las ambiciones que los aportes financieros de su gobierno generan en mi territorio.

Ustedes y nosotros más allá de la política que es —en el fondo —lo que está afectando nuestras vidas, somos pueblos de paz, hermanos, que sabemos que la vida se hace desde las buenas relaciones, desde el reconocimiento de la dignidad del otro, el respeto al derecho ajeno y la autonomía que nos asegura la verdadera libertad.

Gracias totales por su tiempo y atención a esta misiva.
Con un abrazo fraterno
me despido.

Chaco de la Pitoreta
(Héctor Efrén Flores)
Poeta y Gestor Cultural
Honduras