Si hay una sociedad secreta digna de afiliarse y así convertirse en un orgulloso miembro, sin lugar a dudas sería aquella liderada por el compositor y jazzista Darcy James Argue. El artista inmigrante basado en Brooklyn ha estado dejando su huella sonora a través de todo el mundo junto a sus co-conspiradores: un conjunto postmoderno de 18 músicos. Su propuesta de jazz y teatro musical lo ha hecho merecedor de tres nominaciones a los Grammy, incluyendo Best Large Jazz Ensemble Album por su última obra maestra, Real Enemies.
El álbum explora la política de la paranoia y las teorías de conspiración permeadas en la cultura norteamericana. Aunque compuesto y grabado antes del ciclo electoral del 2016, éste proyecto multi-mediático se adentra al centro de nuestro entorno político actual y del discurso divisorio. Darcy James Argue brilla por su gran habilidad para crear arte que provoca pensamiento crítico, moviliza el cuerpo y alimenta el alma, mientras redefine la música de protesta. En su afán por presentar un innovador trabajo artístico que reflexiona sobre una América post-factual, derrumba las fronteras culturales y ofrece su mano solidaria a las comunidades marginadas, especialmente al movimiento de los DREAMers.
Como preámbulo a su concierto del 3 de febrero en el Miller Theatre de la Universidad de Columbia, Darcy James Argue discute sobre la infusión latina en Real Enemies, su solidaridad con los inmigrantes, y el acto de resistencia.
Marlena Fitzpatrick: Antes de hablar del álbum, fue citado diciendo: “Jazz es música de protesta“. ¿Podría explicar qué quiere decir con eso?
Darcy James Argue: Es música de protesta justo por su propia naturaleza; por el hecho de que el jazz es una forma de arte históricamente negra, hecha por músicos que tuvieron que lidiar con el racismo institucional toda su vida. Hay una historia en particular y trae un discurso político, incluso si la música en sí no es abiertamente política. Obviamente, diferentes músicos a lo largo de la historia del jazz han tenido diferentes maneras de negociar un mundo que está lleno de supremacía blanca. Así que tienes músicos como Charles Mingus, que era más explícito sobre la política del arte. Hubo otros músicos que simplemente haciendo la mejor música que podían, defendiendo los valores artísticos en una producción de arte significativa y duradera, también estaban haciendo una declaración contundente viniendo de una comunidad que aún lucha por igualdad en Estados Unidos.
MF: Y seguiremos luchando para lograr esa misma igualdad. Esto me lleva a mi melodía favorita: “Dark Alliance”. Siendo puertorriqueña, por supuesto, me hizo bailar. Sin embargo, también me hizo pensar en el opio de las masas; el valor del entretenimiento. Estamos hablando de teorías conspirativas, y cómo los medios tergiversan la verdad. ¿Cuál es el propósito del ritmo latino en la sección intermedia de ésta pieza?
DJA: La sección intermedia, que es una canción nicaragüense con un son cubano interpretada por muchas comunidades en América Latina, se basa en una grabación particular de Luis Enrique Mejía Godoy “Un son para mi pueblo”.
Él y su hermano Carlos fueron instrumentales en el movimiento Sandinista en Nicaragua y fueron muy activos en la revolución para derrocar a Somoza. Él tenía miembros del grupo que eran verdaderos luchadores revolucionarios por la libertad y otros eran miembros de la orquesta sinfónica nacional. Recibí el permiso de Luis Enrique para parafrasear esta canción en el álbum. Quería usar algo auténtico de la cultura nicaragüense para representar dicha revolución en la música y la amenaza que la revolución presentaba a los intereses de seguridad estadounidenses en ese momento. Cualquiera que haya seguido la política en los ochenta probablemente esté al tanto del escándalo Irán-Contra. Yo estaba buscando una manera de representar esa historia en la música y me pareció que ésta grabación fue un buen lugar para empezar. Es una melodía maravillosa. Me alegro de que, a pesar de que es un tema serio, la música traiga alegría.
MF: Irónicamente, muchas veces Somoza fue comparado con Reagan. Creo que también hay algo muy profético dentro de la pieza e incluso el álbum completo. Para mí fue un espejo retrovisor hacia esa época. Además, tienes a Nancy Reagan endosando la guerra contra las drogas, que han afectado a América Latina. Eso me lleva a Casus Belli, el tema Afro-Cubano ¿Qué le inspiró escribir ésta pieza?
DJA: Cualquiera que conozca específicamente la historia del jazz afro-cubano sabe de Machito, un importante director de orquesta cubano-estadounidense. Hizo una grabación con Charlie Parker y su banda. La banda de Machito estaba en residencia en este complejo hotelero en el norte de Nueva York llamado “The Concord”. Produjo un álbum llamado las “ The Vacation of the Concord, que era más que nada publicidad de las actividades del complejo. El contexto de Casus Belli —que fue la justificación para la guerra— es un memo que fue desclasificado a principios de los años 2000’s llamado: La Operación Northwoods. Es algo que la gente ha sospechado durante mucho tiempo. Se trata de un plan por la Junta de jefes de Kennedy para fabricar un casus belli, que les daría un pretexto para invadir Cuba. Muchos de los militares de la administración Kennedy acordaron que debería lanzar a gran escala la invasión militar de Cuba. Lo que ellos imaginaron era volar un avión civil sobre Cuba, explotarlo y culpar a Fidel Castro. Para ser justo, supongo, que iban a sacar a los pasajeros de la aerolínea primero antes de explotarlo. Sin embargo, iban a presentar esto al mundo como la gran atrocidad de la que Castro era responsable, por lo tanto no tuviesen más remedio que invadir. La opinión del mundo evitaría una reacción de la Unión Soviética. Con ésta melodía me imaginé a los miembros de la Junta de jefes tomando unas vacaciones en el Concord, sentados junto a la piscina y bebiendo daiquiris escuchando la banda de Machito mientras planeaban la Operación Northwoods. De mi parte, lo presento como un sincero tributo a Machito, una figura asombrosa en el jazz afro-cubano.
MF: No sólo la música es alegre, preserva un sentido del humor. Puedo verlos detener su sesión de tácticas militares para pedir un tercer daiquiri y tal vez bailar un poco. Hablando de información maliciosa y retórica engañosa, eres conocido por tu solidaridad con los inmigrantes, especialmente el movimiento de los Dreamers. ¿considera sus álbumes piezas solidarias para los inmigrantes?
DJA: Mientras estamos teniendo esta conversación, los demócratas del Senado cedieron en su defensa por los DREAMers. Hubo un cierre del gobierno. No se reabrirían a menos que los soñadores estuvieran protegidos; hicieron una promesa y la rompieron. Eso es increíblemente decepcionante, especialmente dado el amplio apoyo que el movimiento tiene. El hecho de que la administración de Trump lo canceló por ninguna razón válida, puramente para usarlo como una palanca política contra sus enemigos, es repugnante. Espero que se pueda hacer algo porque si no es restaurado la vida de mucha gente se destruirá. Debo decir que soy inmigrante; Soy canadiense. Como un inmigrante canadiense blanco tengo mucho privilegio. Yo, sin embargo, entiendo cómo es el proceso de inmigración, habiendo pasado por el mismo. Es increíblemente tedioso y doloroso, incluso para alguien como yo. Por lo tanto, para alguien menos privilegiado es exponencialmente peor. Trato de hacer lo que pueda para, por ejemplo, llamar a mi senador y exhortarlos a apoyar a los Dreamers. Los asuntos inmigratorios han aparecido en mi trabajo de vez en cuando. Soy co-creador del álbum Brooklyn Babylon con al artista visual croata Danijel Zezelj. Es explícitamente una fábula inmigrante: un abuelo y una nieta que huyen de su país y llegan a Brooklyn en busca de refugio. Es una historia que vemos diariamente en las calles aquí. Hay cierta resonancia que para mí. De hecho, estoy en las primeras etapas de un proyecto nuevo que tratar el tema de la inmigración y los derechos de los inmigrantes; quién puede contar como un ciudadano. Estos temas los estaré discutiendo en mi próximo trabajo multi-medios.
MF: Estás inspirando a muchos a tomar acción a través de tu arte. Eso me trae a la siguiente pregunta, ¿cuán influyente es el arte, en particular la música, para provocar un cambio político y social?
DJA: El día de las elecciones de 2016, yo estaba fuera del país. Me quedé hasta las 6:00 am viendo el horror desenvolverse lentamente. Al día siguiente tuve que ir a un ensayo en el conservatorio con jóvenes músicos de todo el mundo, que forman parte de este conjunto que yo estaba dirigiendo. Sentí que tenía que decir algo, así que hablé un poco acerca de cómo no hay forma de ignorarlo; hay días oscuros por delante, no sólo en la historia norteamericana, sino en la historia del mundo. Sin embargo, es nuestra responsabilidad como artistas, no sólo responder artísticamente, sino también proporcionar una medida de inspiración para el acto de resistencia.
MF: ¡Me encanta! “Debemos proporcionar una medida de inspiración al acto de resistencia.” Muchas gracias por su trabajo y su apasionada solidaridad.
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Marlena Fitzpatrick es escritora. Su Twitter es @marlenafitz.