Movimiento Victoria Ciudadana (MVC): ¿Cambio político o reproducción de la colonia?

Sep 25, 2020
3:14 PM

Las primarias puertorriqueñas del Partido Popular Democrático (PPD) y el Partido Nuevo Progresista (PNP) celebradas el 16 de agosto del 2020 evidencian lo que podría ser una reconfiguración del campo electoral nacional. Entre los diversos cambios evidenciados en esta contienda, se exhibió una tendencia interesante: los candidatos más destacados en los medios de ambos partidos postulándose para escaños del “ejecutivo”, la cámara, y el senado insular, ocuparon lugares secundarios, una realidad que posiblemente denote un descontento con el “status quo”, y una posible fuga electoral hacia la abstención u otros partidos.

Ante semejante crisis económica, social, sanitaria, ambiental, y de confianza gubernamental, la abstención o la fuga electoral no debería ser motivo de sorpresa. Con el PNP llevándose el crédito de los actos más indignantes de corrupción, y el PPD brillando por su ausencia, se siente un descontento generalizado que podría rendir resultados favorables para los partidos minoritarios y candidatos independientes ante la contienda final en noviembre.

De estos candidatos, se señala casi siempre la posibilidad de que aumenten apoyo electoral hacia los candidatos a la gobernación del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), el Lic. Juan Dalmau; el candidato independiente, el Sr. Eliezer Molina; y el candidato de la coalición del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), la Lic. Alexandra Lúgaro, quien actualmente es la mejor que se ha posicionado ante la contienda electoral de noviembre.

A pesar de sus posibilidades de ganar escaños, el MVC sufre una serie de críticas que parten de su postura ambigua sobre el coloniaje y así como los discursos/trayectorias políticas de algunos de sus candidatos más populares, como la misma Lic. Lúgaro. Ante estas críticas, y como alguien que se considera simpatizante (aunque no partidario) del proyecto y muchos de sus candidatos, me parece importante atender la crítica de frente a pesar del ambiente electoral estropeado por infantilismos políticos, y explorar los elementos analíticos de la siguiente pregunta: ¿Representa el MVC el cambio político al cual apuestan muchos de sus integrantes, o es una reproducción inevitable del coloniaje? Para contestar esta pregunta, es necesario desarrollar un análisis crítico de su plataforma, sus planes estratégicos para retar el coloniaje, y las críticas que típicamente se le adjudican.

¿Qué es el MVC, por qué surgió, y cuáles son sus propuestas?

El Movimiento Victoria Ciudadana es una coalición de la sociedad civil que decidió inscribirse como partido, a falta de la posibilidad de crear coaliciones electorales por mandato de la ley electoral de Puerto Rico. Se funda en el 2019 de la unidad de esfuerzos del difunto Partido del Pueblo Trabajador (PPT), el colectivo “Vamos Puerto Rico”, y muchos otros electores, candidatos y grupos comunitarios frustrados con la coyuntura política actual donde impera la pobreza, la desigualdad, el desempleo, la corrupción, la falta de crecimiento económico, el mal manejo de servicios gubernamentales, la destrucción ambiental, y la falta de acceso a la educación. Una lectura inicial de su plataforma de partido titulada “Agenda Urgente” pinta la imagen de un partido progresista que muchos describirían como uno de “centro izquierda”, reflejando así el carácter antineoliberal, democrático, y comunitario de muchas de sus propuestas.

Partiendo de unos puntos de consenso entre todos sus componentes, la “Agenda Urgente” subraya “tres deberes urgentes de nuestro tiempo: el rescate de las instituciones públicas; la reconstrucción social, económica, ambiental y fiscal; y la descolonización”.

La primera “urgencia” propone en términos generales, medidas para (1) combatir la corrupción (como una ley “Anti-puertas giratorias”, el financiamiento público de campañas políticas, y el procesamiento oportuno de actos de corrupción) y (2) reformas de carácter democrático al sistema electoral (representación proporcional, segunda vuelta, referéndum revocatorio, candidaturas coligadas y lo que se conoce como “iniciativa ciudadana”). Dichas propuestas representan en gran medida el descontento público expresado por los escándalos de corrupción cotidianos en todos los ámbitos de gobierno de administraciones anteriores y la incumbente, pero agravado por la crisis económica y la evidente falta de capacidad gubernamental para mitigar las crisis y la corrupción experimentado bajo la administración actual (Ricardo Rosselló/Wanda Vázquez).

La segunda “urgencia” titulada “reconstrucción social, económica, y fiscal”, establece la necesidad de ampliar los derechos laborales entre otros adquiridos por la población, defender, reorganizar y profesionalizar los servicios, el personal, y las agencias gubernamentales; el desarrollo económico impulsado por políticas ambientales responsables; el rechazo a la deuda y su agencia de cobro (La junta de supervisión fiscal); y cambios progresistas al sistema contributivo.

Hasta este punto, su plataforma de partido se asemeja a muchos partidos o coaliciones de centro izquierda del resto de Latinoamérica o de Europa, y al parecer, recoge un sentimiento generalizado de rechazo ante el fracaso del neoliberalismo y sus irónicas consecuencias de corrupción y el despilfarro gubernamental en los últimos treinta años. También recoge las trayectorias políticas de países soberanos en América Latina que se han negado a pagar la deuda pública, priorizando así el crecimiento económico sobre los intereses ajenos al país. Pero por más que se asemejen estas posiciones a las de la llamada centro izquierda de muchos países, las críticas no parten de las prerrogativas en sí, sino de la capacidad que tendrían los nuevos administradores del estado colonial para llevar a término sus planes de ser electos; una preocupación que subraya una sencilla pregunta: ¿hasta qué punto se puede retar el coloniaje apostando al mero control de sus instituciones? El tercer “deber urgente” de la plataforma del MVC propone unas respuestas preliminares a esta pregunta.

En la tercera urgencia de la plataforma del MVC titulada “por la descolonización”, plantean dos puntos: 1) “(…) un proceso que garantice la participación equitativa de opciones descolonizadores, entiéndase: estadidad, independencia y libre asociación” y una “Asamblea Constitucional de Estatus como medio para lograr tal proceso”. Esta lógica democrática parte de unos intereses genuinos de querer arrebatarle a los partidos electorales tradicionales (entiéndase el PPD y el PNP) el monopolio que tienen sobre las posturas ante el “estatus” para luego promover un debate más sincero sobre lo que representa el coloniaje y las opciones que retienen los puertorriqueños por cambiarlo. En este sentido, se entiende que el MVC atenderá el asunto del coloniaje partiendo de las necesidades materiales, institucionales, y existenciales actuales de los puertorriqueños, y haciendo política desde las posturas y no desde la identificación política ilusa de votar por el “estatus” a través de partidos que solo pueden administrar la colonia.

Para apoyar esta postura en el plano ideológico y práctico, se señalan en círculos cercanos/aliados al MVC, los puntos comunes que tienen los puertorriqueños con respecto a sus creencias sobre la salud universal, aumentar el salario mínimo, sobre medidas institucionales para combatir la corrupción, entre muchas otras, y de como los partidos tradicionales no han sido capaces de atender estos asuntos. Otros lo resumen de una manera más sencilla: “Los puertorriqueños están más unidos por estas posturas que en posturas de estatus”, y es muy probable que esto sea cierto, pero a pesar de este entendimiento, la critica que se le adjudica al MVC no es por retar estas verdades, sino por la falta de postura ante el coloniaje en sí. Además, también se le critica que no han sido capaces de explicar cómo piensan lograr este debate y la eventual descolonización sin reproducir los mecanismos que fortalecen al coloniaje.  Ante esto, nos toca preguntar: ¿Cuáles son los mecanismos que reproducen el coloniaje y cómo es que el MVC piensa evitarlos?

Los elementos constitutivos de la reproducción colonial

Para algunos partidarios del MVC, quizás esta pregunta suene un poco injusta ya que el coloniaje es un asunto estructural, y las estructuras (entiéndase la forma que se organiza la sociedad con todos sus elementos constitutivos, que incluyen aspectos sociales, políticos, económicos y culturales) nunca dependerá exclusivamente del acaparamiento de las instituciones electorales. Pero a pesar de las altas expectativas con las cuales se mide y se critica al MVC, la subordinación colonial se sigue entendiendo como el elemento causal del que se derivan los males que experimenta Puerto Rico en la actualidad, y dada a esta realidad, es un asunto que merece mayor atención.

Volviendo a la pregunta inicial: los mecanismos que reproducen el coloniaje en Puerto Rico son numerosos, y quizás, para los efectos de la pregunta que se explora, ameritan más tinta de la que aguanta el papel. Por esta razón, me limitaré a una división empleada generalmente por politólogos designada “los niveles de análisis”. Estos niveles se componen de las estructuras, las instituciones, los individuos y la cultura como espacios en donde se pueden aislar los fenómenos políticos para analizar sus interacciones. Ciertamente, existen otras divisiones sociales dignas de análisis, pero no se atenderán en este ensayo por asuntos de espacio.

Comenzando con los elementos del nivel estructural (entiéndase el orden de la sociedad), algunos de sus elementos constituyentes más importantes lo son el sistema de naciones, las jerarquías de clases sociales, los modos de producción, las jerarquías raciales, el patriarcado, entre otros. Las dinámicas de dichos elementos y cómo reproducen la continuidad (reproducción) de dichas estructuras su posible cambio depende muchas veces de intereses materiales, arreglos ideológicos, la cultura, y así como acciones coordinadas y no coordinadas de sus individuos e instituciones. En este sentido, quien apuesta a cambiar las estructuras, le toca pensar en la misma como un orden totalizador.

En el caso de Puerto Rico, sus estructuras se definen en buena medida por su condición colonial y capitalista. Los mecanismos de reproducción de estas estructuras son los que la mantienen viva: es decir, las acciones del Congreso de los EE.UU., los intereses corporativos y de bonistas que cabildean en el congreso y el Estado colonial, los intereses de las elites beneficiarios de este arreglo de subordinación, entre muchos otros beneficiarios. Entonces, esta estructura y sus respectivas dinámicas inciden en y reproducen las instituciones coloniales que incluyen el estado colonial, sus agencias de gobierno, la Junta de Control Fiscal, la relación que mantienen con el gobierno federal, y sus culturas de subordinación a nivel grupal e individual (los otros niveles de análisis). Aunque se podría argumentar que de los otros niveles de análisis se pueden fomentar o crear las contradicciones necesarias para retar el coloniaje, las condiciones específicas que requeriría dichas “crisis” no se han experimentado en Puerto Rico, una realidad evidenciada por la continuidad del coloniaje, a pesar de los numerosos intentos o estrategias para acabarlo.

Ante esto toca preguntarse, ¿existe una forma de salirse de la estructura si es tan totalizante y fuerte? Los independentistas en Puerto Rico, por más diferencias que tengan, generalmente piensan que sí. Siempre han estado de acuerdo con una premisa básica y de naturaleza estructural: hay que crearle una crisis al imperialismo para acabar con las estructuras de subordinación.  Ante esto, cabe preguntarse, ¿cómo imaginan los independentistas las posibles crisis liberadoras?

En términos generales, los independentistas han descrito el imperialismo estadounidense como un conjunto de intereses capitalistas (de monopolios corporativos) y geopolíticos que mantienen y se benefician de la explotación y la dependencia. Aunque existen diferencias en tácticas (sea lucha armada, de estrategias electorales, u otras), lo que las une es la producción y/o canalización de las crisis. En ese sentido y en dependencia de la época histórica, los independentistas han buscado crearle crisis a los intereses coloniales en los ámbitos del derecho internacional, en el congreso estadounidense, en las corporaciones, y en limitadas instancias, en bases militares y agencias gubernamentales estadounidenses. Los posibles resultados de estas ‘crisis’ en potencia siempre se han pensado como instancias para avanzar agendas políticas y como espacios para educar a los puertorriqueños sobre el coloniaje que experimentan. A pesar de la honestidad y los intentos genuinos de diversas organizaciones y agrupaciones políticas, las contradicciones a las cuales apostaban los independentistas como motor de las crisis se han disuelto por problemas inherentes a las estructuras y sus dinámicas, diferencias internas de las organizaciones, y las fuerzas represivas del Estado, fortaleciendo así culturas de subordinación que fortalece y reproduce la institucionalidad de la colonia. Ante esto, tenemos que preguntarnos, si el MVC no ha sido capaz de (o no ha querido) tomar una posición concreta de qué ruta debería tomar la descolonización, más allá de un evidente rechazo a los problemas que crea la condición colonial, ¿qué estrategias proponen como rutas a seguir ante semejante crisis creada por el capitalismo colonial?

Creando crisis: Las evidentes (y no tan evidentes) estrategias del MVC

No es un secreto que muchos miembros del difunto PPT han fungido como una fuerza organizadora al interior del MVC, ya que muchos vienen de las luchas comunitarias, sindicales, sociales, políticas, y otras. De estos integrantes, predominaban las ideas independentistas como opción descolonizadora, a pesar de la aceptación de miembros estadistas y “estadolibristas” en la organización. En estos círculos independentistas, predominaba la idea de que los puertorriqueños, dado su acondicionamiento colonial, veían la independencia como una sentencia de muerte económica ya que este imaginario promovido por el PNP, el PPD y otras fuerzas de la derecha estadounidense, acompañó la industrialización rápida del país a partir de los años cuarenta. Ante semejante maquinaria ideológica, y las historias de subordinación política y económica que la acompañaba, estos independentistas del PPT apostaban a usar ideas antineoliberales difundidas entre los puertorriqueños como punta de lanza para educar sobre el coloniaje como elemento causal de la crisis, ya que se entendía que no se lograrían dichas propuestas sin entrar en una lucha con el gobierno federal. Por ejemplo, de no lograrse la implementación de una política distinta de importación de alimentos o de salud universal (dos temas latentes al interior del PPT y eventualmente en el MVC) por estipulaciones del Congreso de los EEUU, se señalaría el coloniaje como un elemento causal en el sufrimiento de los puertorriqueños con más facilidad. Pero por más lógica que tenía esta estrategia pedagógica, para lograr esta crisis se requería inicialmente no tomar una posición concreta ante el estatus para atraer electores que no se identificaban con la independencia (es decir, la mayoría del país). Esta estrategia, que, al parecer también se promueve al interior del MVC por ciertos círculos independentistas, corre el riesgo de reproducir el coloniaje de diversas formas y en todos los niveles de análisis (entiéndase el nivel estructural, institucional, cultural, e individual).

El MVC: ¿Reproducción del coloniaje o retos para enfrentar?

Aumentar la base numérica de un partido es un logro al cual apuesta todo movimiento político. Los partidos en este contexto buscan identificar sujetos a quienes pueden apelar con sus políticas. En el caso del PPT, el sujeto que buscaban usar de para atraer electores ante las elecciones era el del ‘trabajador’, ya que las políticas del PPT apostaban al entendimiento de que las políticas coloniales y neoliberales afectaban a la clase trabajadora de forma desigual, profundizando así la pobreza y la crisis que vivimos en carne propia. Sin embargo, a pesar de los elementos compartidos que aguarda el MVC con el difunto PPT, la identificación política a la que apuestan es mucho mayor. Para hacer política con la clase trabajadora, el MVC se ha aferrado al sujeto político del “ciudadano” desencantado, afectado, y enfurecido por las diversas crisis expresadas en su plataforma. Pero más allá del uso cotidiano de la palabra “ciudadano” para incluir a ‘todos’ los puertorriqueños, busca apelar a aquellas identificaciones democráticas que los puertorriqueños toman como representativas de la sociedad contemporánea, y su desencanto con los partidos coloniales que han administrado la colonia de forma corrupta y en colaboración con intereses ajenos a la isla. Por más inteligente que sea la idea de aumentar su base política a través de símbolos e identificaciones que cobijan a más gente, es limitante por la existencia de otra idea difundida entre los puertorriqueños: la necesidad de elegir ‘buenos administradores’.

El buen administrador: Un mal comienzo

La idea del buen administrador parte de la premisa de que la funcionalidad de las instituciones públicas (y privadas en muchas instancias) requiere de administradores comprometidos con “hacer bien las cosas”. Aunque no tenemos un origen específico de cuando se empezó a reproducir esta idea en Puerto Rico, es muy probable que venga de las trayectorias políticas de dependencia económica que crearon culturas políticas de subordinación. Además, es muy probable que esta idea también se haya vuelto hegemónica ante los discursos democráticos que acompañaban a la creación de las instituciones del ELA, reproduciendo así el mito de la “democracia” en la colonia. El mito se volvió tan fuerte que se expresa muy a menudo que Puerto Rico “no es una república, vivimos en la democracia”. Al “buen administrador” de la colonia, en este contexto, solo le toca hacer las cosas como están estipuladas ante la ley y mantener buenas relaciones con el exportador mayor de “democracia”: Washington. Entonces, cualquier problema experimentado en la colonia se vuelve un asunto de “la corrupción” o el “mal manejo” de las cosas, y no de la estructura. A consecuencia de estos mitos, el origen estructural y colonial de la corrupción pasa desapercibido por los puertorriqueños, una realidad que la Lic. Lúgaro supo explotar muy bien.

En su primera contienda electoral, la Lic. Lúgaro se postuló para la gobernación del archipiélago bajo su propia insignia como candidata independiente en las elecciones del 2016. Su carta de presentación incluía diversas reformas que podrían ser acomodadas dentro de las instituciones ya cooptadas por el “neoliberalismo” como respuesta a los problemas que actualmente enfrenta Puerto Rico. Aunque dichas propuestas no hablaban abiertamente de neoliberalismo ni de austeridad, usaban el argumento del “buen administrador” para justificar ideas parecidas. Por ejemplo, la Lic. Lúgaro comentó sobre la privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) diciendo que le tocaba como gobernadora hacer “estudios” para determinar si debía o no privatizarla. De una forma muy similar, la Lic. Lúgaro también hizo expresiones en contra de los sindicatos, usando mitos trillados de cómo se aprovechaban dichas organizaciones de las buenas intenciones de los obreros para defender “la mediocridad”, o cómo muchos maestros de la escuela pública “ponchan” y se van, manchando así el “buen nombre” del maestro puertorriqueño. En este contexto, aunque sus ideas no son abiertamente neoliberales, vemos el uso de mitos neoliberales promovidos por los defensores del coloniaje (el PPD y el PNP) para hablar de la posible “necesidad” de implementar privatizaciones. Estas expresiones fueron rechazadas por movimientos obreros, organizaciones comunitarias, y organizaciones políticas en muchos espacios. Pero a pesar de estos evidentes rechazos, los mitos siguen, y el daño bien podría estar hecho.

Aunque la Lic. Lúgaro no ha vuelto a expresar ideas parecidas, la idea del “buen administrador” se ve reflejada en las discusiones públicas actuales (no necesariamente las posturas) del MVC en su forma de atender las políticas “anticorrupción”. Por ejemplo, ante varios escándalos de corrupción en las agencias gubernamentales, la Lic. Lúgaro publicó una serie de mensajes pidiendo a los interesados en ocupar puestos públicos que enviaran su resume para su eventual evaluación, como si los problemas asociados a la corrupción se mitigaban con la profesionalización de los espacios públicos. Esta idea también se ve reforzada por el “slogan” de “acabar con el bipartidismo” ya que muchos partidarios del MVC identifican el problema de la corrupción como uno que parte principalmente del acaparamiento bipartidista de las instituciones y no del coloniaje.

Esta tendencia también la demuestra la candidata a senadora por San Juan, la Lic. Marilu Guzmán. En una publicación en su cuenta de Twitter, la Lic. Guzmán compartió un artículo de Noticel titulado “En carrera nuevos miembros para la JCF: Stigllitz y contramirante Brown”. En el texto arriba de la publicación que compartió, Guzmán especificó su preferencia por el economista Joseph Stiglitz para liderar la Junta: “El primero si, el segundo no”. Aunque al parecer, la publicación fue removida rápidamente, ya que contradice los mismos principios del partido expresados en la primera sección de este ensayo, se demuestra claramente una idea asimilada entre sus propios candidatos: lo único que requiere las instituciones son “buenos administradores” con buenas ideas, e intenciones. Vale aclarar que la Junta de Supervisión Fiscal (también conocido como la Junta de Control Fiscal) a diferencia de otras instituciones coloniales, es una que es impuesta directamente desde el Congreso estadounidense, y que tiene el propósito, casi exclusivo, de cobrar una deuda inducida por el coloniaje. Además, es la institución responsable de instrumentar muchas de las privatizaciones y ventas de escuelas públicas bajo la administración de Ricardo Rosselló y Wanda Vázquez.

Ante esto, tenemos que preguntarnos, ¿qué bien hace el discurso del “buen administrador” más allá de atraer electores y candidatos que han asimilado en estos discursos? ¿Tiene la capacidad este discurso de transformar a los puertorriqueños en amenazas para el coloniaje, o mínimamente de crear conciencia sobre lo medular que es el coloniaje para atender los retos que enfrentan como sociedad? ¿Y hasta qué punto estarán los puertorriqueños asimilados en estas ideas complacidos con la implementación de reformas mínimas, dignas de un “buen administrador”?

Conociendo personalmente a los antiguos miembros del PPT que actualmente trabajan en el MVC, no me queda duda de que ellos apuestan a usar este discurso únicamente para atraer electores, y vendría acompañado de elementos pedagógicos de participación política, ayudando así a los sujetos colonizados llegar a conclusiones más honestas sobre el coloniaje. Pero ante semejante aumento de posibles electores como evidenció este proceso de primarias del PPD y el PNP, lo que nos preocupa mucho a los simpatizantes (no partidarios) de este proyecto, es la capacidad que tiene la organización de convertirse en una nueva “casa grande” donde impera una cultura política que no ha sido capaz de enfrentar al coloniaje. Ante este reconocimiento, tenemos que hacernos la pregunta: ¿Cómo se enfrenta al coloniaje?

El trabajo de base y el trabajo comunitario

Una de las críticas que se siempre se le hacía al PPT en sus dos contiendas electorales era que el trabajo electoral era tanto, que se hacía casi imposible dedicar tiempo a cualquier otra cosa que no fuera eso. A pesar del número mayor de recursos humanos con que cuenta el MVC, tampoco han sido muy capaces de dedicar mucho tiempo al trabajo que se le atribuye generalmente el poder de cambiar las bases de la sociedad: el trabajo comunitario y el trabajo de base.

Por un lado, el trabajo comunitario apuesta a la organización de las comunidades en función de sus propias necesidades. Las comunidades son diversas y requieren atención especial y culturas de autogestión para atender dichos espacios. Por otro lado, el trabajo de base es el que recluta y educa miembros de las comunidades para que funjan como representantes del partido en sus respectivos espacios. Con el MVC, no vemos muchas de estas iniciativas. En cambio, tenemos una alternativa distinta a esta encomienda que ellos designan como un “red de redes”.  Esta idea de red de redes es compatible con los principios organizativos del MVC que entiende que las ideas que proponen en su agenda urgente son las que regirán su política de salir electo. La “red de redes” en ese sentido funge como una sombrilla para acoger distintas organizaciones de diversas comunidades que están de acuerdo con los principios organizativos de la “agenda urgente”. Los problemas principales que veo con la idea de la “red de redes” no parte de la idea de coalición que proponen en sí, sino de cómo estos espacios no se ven reforzados con trabajo comunitario y de base. Esa sombrilla de la coalición en sí no tiene la capacidad de fungir como mecanismo de fortalecimiento comunitario ni de base si no viene acompañada de educación política y discusiones constantes, una realidad que podría reproducir lo que asusta mucho a los simpatizantes: la reproducción inevitable del coloniaje.

¿A qué podría apostar el MVC? ¿Administrar el coloniaje o retarle?

Las críticas expresadas aquí al MVC no se deben entender como un rechazo a sus intenciones ni a su proyecto en su totalidad, sino como una serie de consideraciones que deberían mantener presente si piensan retar al coloniaje como expresan en su plataforma. Actualmente, el MVC se posiciona como una fuerza política potente en el País, y con esta nueva fuerza política vendrá mucha responsabilidad. Su crecimiento como partido vendrá con la entrada de contradicciones que habrá que atender de forma urgente, o de no atenderse, corre el riesgo de reproducir las culturas que mantienen vivo al coloniaje, una realidad que sufriremos todos. Ante esto, se deben atender estas críticas de frente y sin miedo, apostar a la pedagogía constante al interior de partido, y seguir entrando en estas discusiones de forma urgente.

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Jenaro Alberto Abraham II es estudiante de doctorado en el Departamento de Ciencias Políticas de Tulane University. Twitter @JenaroAbraham.